26 diciembre 2014

EL GRITO

A ver, gritalo...
-¡Gol!
-No, así no se grita papá ¿cómo lo vas a gritar así, tan como si nada?
-...
-¿Así gritan los goles allá, ustedes?
-Sí
-¿Todos?
-La mayoría
-A ver, probá de nuevo... ¡pero con ganas, eh!
-¡Gool!
-No papá, ni entusiasmo le ponés. Mirá, te voy a mostrar cómo se grita ¡GOOOL! ¿ves? Así, con ganas, con pasión, con el corazón...
-...
-A ver dale, probá de nuevo
-¡GOL!
-Va queriendo, va queriendo. Pero le falta muchísimo, eh.
-...
-¿Sabes que pasa? Que no les importa a ustedes, les da lo mismo. Gritan un gol como se tiran un pedo... así, puf, fue, listo, pasó, y a otra cosa.
-¡Gool!
-No, malísimo
-¡GOL!
-Otra vez lo mismo. Encima ni te movés, te quedás duro, rígido. En serio parece que te estuvieras por tirar un pedo, eh. Así grito los goles yo en la PlayStation, cuando voy perdiendo 3 a 0 y descuento, porque estoy jugando con amigos. Pero los de mi equipo no, eh, esos se gritan con ganas
-A ver, mostrame de nuevo, ¡por favor!
-¡GOOOOOOL! ¿ves? Pero te tenés que poner loco, sino no vale eh. Tenés que abrir bien grande la boca y más que gritarlo rugirlo, que sepan que metiste el gol, que ahora van perdiendo y que encima se van a comer ocho más porque yo soy más poronga; o que te lo empaté y ahora te lo voy a dar vuelta, o en todo caso que voy perdiendo pero te desconté, te lo voy a empatar y después te lo voy a dar vuelta y te vas a ir llorando a tu casa. Tenés que hacerte respetar
-¡GOOL!
-Un poco mejor, pero le falta muchísimo. Decime una cosa, ¿vos amás a tu club?
-¿Amar a mi club?
-Sí, amar a tu club. ¿A quién querés más? Por ejemplo, ¿a tu novia o a tu club?
-A mi novia, claro
-¡No! ¿ves? ¡no! ¿cómo vas a poner una mina por arriba de tu club? Solamente a la vieja, esa si, pero nadie más. Y la esposa si van no sé... diez años de casados, mínimo. Pero sólo si entiende que cuando juega tu equipo es sagrado, como ir a la iglesia. ¿Sos católico vos?
-Protestante
-Bueno es lo mismo, son todos iguales. La cosa es que vas los domingos a la iglesia ¿no?
-Sí
-¿Todos?
-Sí
-Bueno, hacé de cuenta que en vez de a la iglesia es ir a la cancha. O verlo por la tele si juega de visitante, porque ahora no dejan ir de visitante, sino también se iba uno los domingos a otro lado a verlo. La cuestión es que tu mujer tiene que saber que cuando juega tu equipo es como ir a la cancha, sagrado
-¿Tanto?
-Sí
-¿Y si es alguna ocasión especial?
-No importa, son dos horas como mucho. El día tiene veinticuatro, por lo tanto quedan veintidos disponibles para ella
-¿Y si te pide salir de tu casa?
-Lo escuchás por la radio, lo ves en otra televisión, yo que sé. Pero partido que se juega, partido que se ve. Así sea un amistoso contra Deportivo Tachito, no importa.
-¿Tanto?
-Y decime vos, ¿para qué corno sos hincha si no lo vas a seguir a todas partes? Es un amor esto, una cuestión de amor. Se ama a muerte o no se ama, como la mujer. Porque sino decime sino ¿qué pasa cuando a su amor le va mal? ¿cuando tu señora tiene un problema de salud, o cuando tu equipo cae en la desgracia del descenso? Si uno no ama a muerte va a dejar a la mujer tirada y se va a hacer de otro equipo que ande mejor. Pero no, el hincha no hace eso. Y el esposo tampoco
-...
-...
-Quiero intentarlo de nuevo
-Dale, a ver... capaz entendiste algo y te sale mejor
-¡GOOL!
-...
-...
-¿Así amas a tu mujer vos? ¡pobre mina!
-¿Tan mal estuve?
-¿Mal? ¡un desastre! De-sas-tre. Yo la verdad no puedo entender, ¿tan difícil puede ser?
-Es que allá no te dejan gritar tan fuerte, sólo en el estadio
-¿Cómo que no te dejan gritar tan fuerte? ¡Dale, no me tomés el pelo!, ¿querés?
-¡En serio! Si gritás muy fuerte puede venir la policía, por disturbios y ruidos molestos
-Claro, y si pisás un clavo puteás bajito ¡dejate de joder! ¡no pongas excusas y gritá!
-¡GOOOOOOOOOL!
-¡Ahí va! ¡Muy bien! ¡Pero por fin, carajo! Un grito como la gente, che. Bueno, ahí lo tenés. Ahora falta ponerse un poco más loco, porque estás muy duro, muy rígido.
-¿Cómo es loco?
-Loco, revolear los brazos para todos lados, saltar, correr, levantar los brazos y agitarlos. No sé, según la situación y el lugar uno reacciona diferente, pero hay que ponerse loco, sino no sirve tampoco.
-¡gooooooooool!
-No, pará, pará. Tampoco des esos saltitos estúpidos que parecés alguien con problemitas mentales. Es en realidad una mezcla de alegría, pasión y grito de guerra; no sé si me explico...
-¿Cómo? No entiendo
-Y sí, pasa que depende. Porque uno no grita todos los goles iguales, son emociones también... pero ahora estás aprendiendo el grito básico recién. Lo otro es más avanzado, te falta mucho para eso. Primero tenés que hacer el grito clásico, el de pasión. Ese que te dije antes
-¿Cuál?
-¡El que te dije antes! Que es un rugido casi, para que sepan que vas a ganar vos.
-¡Ah! Ese...
-Sí, ese. Vos recién hiciste cualquier cosa, parecías un tontito, en serio. Tenés que parecer más una especie de monstruo, de bestia, que te va a hacer ocho goles más.
-¿Pruebo?
-A ver... dale
-¡GOOL!
-No, todo mal otra vez. Para qué me gasto yo... ¿será posible? ¿Sabés qué pibe?, mejor vamos a la cancha otro día y te explico mejor, porque así no va. La verdad es que ustedes, los yanquis, son unos pechofríos bárbaros. ¡Chau pibe, chau! Nos vemos otro día, y te muestro un poquito lo que es tener pasión, sangre... ¡chau querido, chau! ¿será posible che?


08 diciembre 2014

EL TRINCHE DE ROSARIO

*Crónica de un encuentro Ficticio. Nunca me reuní con El Trinche Carlovich




¿Sabrá el mundo que el mejor jugador de la historia del fútbol no es, como todos creen, Diego Armando Maradona?. El mito viviente, en cuestión, es oriundo de Rosario. Una ciudad con alma de pueblo, y con alma de fútbol. La suficiente alma de fútbol para engendrar a Messi, Di María o Bielsa, y también al crack que hoy me convoca a estas líneas.

Me invita a pasar y se va a poner la pava mientras arrastra las pantuflas porque tiene operada la cadera. Paso a una casa sin lujo, que bien podría ser la de mis abuelos. Nos sentamos en una mesa con un mantel floreado de nylon y empezamos a charlar de fútbol. No pronuncia una sola ese, y me habla como si fuésemos amigos de toda la vida. Empiezo a preguntar agresivo, le tiro al bulto, pero me gambetea como, dicen, hacía en el potrero. Se hace el desentendido y empieza a desmentir una tras otra todas las fábulas que en el pueblo circulan sobre él. Las que no puede desmentir las rebaja con soda.

Tomás Felipe Carlovich, “El Trinche”, como lo apodaron de purrete y como es conocido por todos en todas partes me mira con unos ojos pardos, irritados, cansados, de profundas ojeras. Es de no creer que este tipo, él solo, humilló a toda la Selección Argentina el miércoles 17 de Abril de 1974. Ese día, dicen, el mismísimo entrenador nacional pidió por favor que lo saquen, porque los estaba humillando. El mismo que ahora, igual que si estuviera charlando con cualquiera de mis tíos, me ceba el cuarto mate mientras sigue la conversación.

Me cuenta que en donde le tocó jugar siempre jugó igual, y que no llegó simplemente porque no se le dió. Pero por cómo me lo cuenta, y por lo que escuché y leí antes, empiezo a atar cabos y llego a la conclusión de que nunca quiso jugar profesionalmente. Sólo quería jugar a la pelota, vivir cerca de su familia de sus amigos de la infancia, esos que ahora lo invitan a los asados. Por eso cada tanto desaparecía del club, se iba a la isla de enfrente a pescar y volvía para seguir jugando al fútbol. Se lo llevaron a jugar a Mendoza, pero volvió a la semana porque extrañaba a los suyos. Tampoco entrenaba, porque no le gustaba. Pero cuando había que jugar, era un mito. Llegó a jugar en Rosario Central, pero se hizo leyenda en Central Córdoba, su casa, el equivalente rosarino a Cambaceres en La Plata.

Cuentan que de golpe la cancha de Central Córdoba siempre estaba llena, pero no para ver jugar al equipo; para verlo jugar a él. Alto más bien ancho, bigotón y melenudo. Sin duda un futbolista de otra época. A partir de allí nacen las historias, las fábulas. Dicen que a sus marcadores les hacía un caño, y cuando pasaban de largo les tiraba otro caño, para el otro lado. También que algunos defensores no querían marcarlo para que no los humille.

Grandes de nuestro fútbol lo reconocen; Menotti, Pékerman, Wolff y el mismísimo Diego. Pero él nunca fue hecho para las grandes luces de la fama. Quizás se arrepiente un poco, se pone nostálgico. Eso denota su cara ya entrada en años, arrugada, aún melenuda pero sin bigote y con canas. Ya no hay agua y los mates se lavaron y yo me quedo en silencio, observando al mito que todos dicen fue, pero ningún video puede comprobar. Quizá por eso es tan querido en Rosario, y tan llamativo para mí, por el morbo de creer o reventar, de no poder corroborar fehacientemente todo lo que sobre el recae.

    Lo miro y está quieto, pensativo. Con las manos juntas, jugando con los ásperos y arrugados pulgares. Mira con dirección pero a ninguna parte, quizás añorando esos tiempos donde treinta mil personas se juntaban sólo “porque esta noche, esta noche juega “El Trinche”.

01 octubre 2014

MIXTURAS DE ALTA COMBUSTIÓN

Este texto está sujeto a una consigna de la Facultad (Periodismo UNLP) sobre qué es ser jóvenes hoy. La aclaración vale por la estructura de subtítulos y la extensión del mismo.

MIXTURAS DE ALTA COMBUSTIÓN


Las Raíces

Todavía jugábamos a la pelota en el barrio, teníamos una bandita y rompíamos las pelotas a la hora de la siesta jugando al Ring Raje. Estábamos lejos, lejísimos de los pibitos que hoy pasan su infancia entre PlayStation, Tablets y Candy Crush. La Play e internet ya estaban, pero las pantallas -sobre todo las táctiles- ocupaban menos tiempo que los autitos y ladrillitos.
El quilombo de los '70 pasó hace mucho, también la democracia ochentosa, y nos tocó la peor versión del 10, llena de cocaína y grasa, mucha mucha grasa.
Los '90 fueron nuestra cuna de dólares y patacones, pero todavía no entendíamos bien de qué se trataba.

Los Valores

De ahí sacamos lo mejor y lo peor de nosotros. El instinto voraz de querer comernos el mundo como el Lobo de Wall Street, pero sin el uno a uno que hundió a muchos en el nuevo milenio. La rebeldía ayudada por Fotolog, el estado en Facebook o ese Tweet escandaloso. Pero también toda la energía que le dimos a Gokú para salvar al mundo y que hoy intentamos dársela al que la necesite. Y movilizar, opinar, meterse. Desde donde sea, también con Facebook y Twitter como protagonistas.

La Patria

¿La amamos? Seguro. Porque desde chicos aprendimos que no hay nada más lindo que ser argentinos, y así lo sentimos. Porque algunos tienen como consigna que La Patria es el Otro. Yo no, pero igual la siento en el pecho. Porque vimos a tantos sufrir, sufrir en serio en 2001 y nos dolió mucho, muchísimo; pero en el dolor nos dimos cuenta de que amábamos más nuestra patria. Y por ella no iría a la guerra, porque Malvinas -que son argentinas- fue una cagada, pero la defendería a gritos, puteadas y letras adonde sea que vaya.

El Arte

Le damos lugar a lo que sea; nunca jamás definimos un estilo musical, porque escuchamos a Los Redondos o a Pink Floyd pero cuando salimos de joda bailamos Agapornis, Los Nota Lokos o David Guetta. Nos deshacemos en elogios hacia Spinetta y Charly, pero nos ponemos nostálgicos con los Backstreet Boys. Nos entiernecemos con las tiras inocentes y sin humor de Liniers, pero también validamos humores como el de Gustavo Sala y definitivamente Los Simpson son lo mejor que pudo haber pasado. El cine sangriento y cruel de Tarantino es espectacular para nosotros, pero nos refugiamos en mensajes positivos como Amelie. Compramos el márketing como nadie, con literatura como Bajo La Misma Estrella, pero valoramos los libros clásicos de García Márquez, Edgar Allan Poe o José Hernández.

Las Certezas

¿Qué carajo somos entonces? Lo aclaro por si el licuado que tengo en la cabeza e intenté plasmar hasta aquí no quedó del todo claro: somos esa mixtura eterna que es la juventud, que siempre fue la juventud. Somos jóvenes, pero con internet y whatsapp para estar más conectados. Somos lo que heredamos y lo que nos fue atravesando. Y así como con el arte, le damos lugar a lo que sea. Hay militantes y jóvenes que se quedan en la casa, hay críticos e inocentes, faloperos, católicos, rebeldes, insulsos y más. Eso sí, unidos bajo una misma pauta, no menor: LIBRES. Así, en mayúscula. Y es lo más importante de nuestra juventud.

El Futuro

Vamos a seguir rompiendo las pelotas, porque molestamos tanto que muchos viejos y viejas de mierda y de espíritu (no de edad) dicen que estamos perdidos. Que internet nos arruinó, que jóvenes eran los de antes. No se dan cuenta que seguimos necesitando y siendo lo mismo que esos jóvenes de otras épocas -algunos nunca envejecieron-, pero amontonados y conectados por internet, debatiendo mucho por Facebook y buscando pareja por Whatsapp. O no... porque que existan esos caminos no quiere decir que hayamos abandonado el potrero, y después de todo sabemos que el secreto de la amistad está en la cerveza fría o el mate caliente para charlar, por poner un ejemplo.

Y así volvernos viejos de edad, quizás también de alma, no sin antes legarle la juventud a los próximos en este eterno círculo vicioso que es vivir.

07 julio 2014

¿POR QUÉ TANTA EUFORIA POR EL MUNDIAL?

¿Por qué tanta euforia por el mundial? Yo te voy a explicar, un poco.

Primero que nada, porque es una de las cosas que más me apasiona.
Porque tengo que esperarlo durante cuatro años.
Porque reúne a los mejores jugadores de todo el planeta.
Porque es algo que soñamos con jugar, y nos conformamos con ver.
Porque hace 28 años que no podemos ganarlo.
Porque hace 24 años que no llegábamos tan lejos.
Porque nos encanta bardearnos con Brasileros, Uruguayos, Mexicanos y Chilenos (respetando los códigos y el folklore del fútbol, sanamente).
Porque bajo una camiseta, representan al país (como el resto de los deportes).
Porque es motivo de horas de charlas, mates y anécdotas con amigos.
Porque el sentimiento pasa de generación en generación.
Porque somos cuna de los mejores futbolistas de la historia.
Porque la pasión nos desborda, inexplicablemente.
Porque estamos orgullosos de esa pasión que nos desborda.
Porque hay pocas cosas más emocionantes que escuchar un estadio entero coreando el himno.
Porque -lamentablemente- la política perdió ese espacio de representación y sentimiento hace rato. (Ojalá lo recupere, para bien).
Porque mi Abuelo me habló de Di Stefano (QEPD), mi viejo de Maradona, y yo de Messi.
Porque los huevos que pone Mascherano me contagian y me pongo como loco.

PORQUE ES EL ÚNICO MOTIVO POR EL CUAL PUEDO GRITAR EL MISMO GOL Y ABRAZARME CON MI ABUELO (HINCHA DEL EQUIPO CONTRARIO AL MÍO), Y CON CUALQUIER HINCHA DE CUALQUIER EQUIPO ARGENTINO, PORQUE SOMOS AMANTES DE ESTE HERMOSÍSIMO DEPORTE, Y, POR SOBRE TODO, ARGENTINOS.

¡Por eso, por todo eso, es la emoción, la alegría, y las lágrimas después de cada partido! ¡VAMOS ARGENTINA LA CONCHA DE SU MADRE! ¡no aguanto al miércoles!



17 junio 2014

UNA GRIETA QUE LES CRUZA LA CARA

No sé de donde vienen, ni cómo. Simplemente los veo aparecer, a veces de a poco, a veces todos juntos. Lo cierto es que están ahí para molestar porque para otra cosa no sirven. Son la escoria del culto, el rencor del apasionado, la bronca del dedicado. Alcanza con que suceda un hecho temporal de una cierta trascendencia para que aparezcan sin que nadie los llame. Son como el que va a un cumpleaños sin que lo inviten.
   Basta con que abran la boca para que todo estalle, para que se entierren en un profundo pozo de odio ajeno. Justificado, encima, por sus propios comentarios falsos en su gran mayoría. Una sonrisa cómplice y odiosa acompaña afirmaciones vulgares, casi redundantes. Y para peor, casi siempre son inocentes o en el peor de los casos inimputables. No se les puede contestar con nada porque no saben, no entienden, no les interesa o las tres al mismo tiempo.
   Son el parásito de todo interés. Toda actividad atrae a no una, ni dos, sino miles de estos seres despreciables. Están por todas partes, como cucarachas, como ratas. Se escabullen entre medio de una conversación apasionada entre amantes de alguna actividad y meten su bocado. Ahí son evidenciados y se ganan el reproche y el desprecio en el ambiente, es notable lo forzado de sus palabras, para quedar bien, para encajar.
   Intentan apropiarse de lo ajeno. Son ocupas de la pasión y el sentimiento con el cual el verdadero fanático desarrolla sus actividades. Por eso generan tanto odio. Seguramente si sus modos fueran distintos, si de entrada, desde el vamos aceptaran su condición de ignorantes y se acercaran poco a poco a las distintas actividades en cuestión no generarían rechazo, muy por el contrario uno estaría feliz de poder iniciar al tercero. Pero no, tienen que aparecer de repente porque son los reyes y las reinas del inoportunismo y para colmo, intentan personificar al fanático con un único y seguro resultado: la vergüenza ajena.
   Esta especie -porque seres humanos no son- aparece en todos los estratos sociales, no discrimina edades y tampoco género, y se diversifica en todo tema existente. Arte, Música, Deporte, Política, lo abarcan todo, generando el mismo rechazo en cada uno de estos ambientes. Generalmente sus frases y dichos comienzan con un “Amo a” o “Me encanta tal”, “Soy fanático de”, resaltando y repitiendo exageradamente su condición de amantes, idolos y fanáticos. Presumen de libros que jamás leyeron, dicen haber ido a recitales que nunca fueron, hablan como periodistas de un deporte que en su vida practicaron. Como toda especie, se le asignó un nombre, y la gente comenzó a llamarlos Caretas, justamente, porque aparentan ser cosas que no son.

16 junio 2014

LOS ARGENTINOS SOMOS ASÍ...

 Faltan tres días para el mundial. Sí, aunque no lo creas, ya pasaron ¿cuánto es trescientos sesenta y cinco por cuatro? Bueno, pasó esa cantidad de días desde la anterior copa del mundo, y un puñado más desde que Dieguito y su equipo invencible perdió cuatro a cero con Alemania y nos volvimos a casa llorando mientras los teutones se nos reían en la cara. Sí, sí, puse “nos” porque también soy argentino, como vos, como Messi... bueno como Messi no, porque no canta el himno. Aparte se fue a jugar allá a España cuando era chiquito y acá nunca sintió la camiseta... si hasta debe haber festejado el guacho cuando Xavi e Iniesta levantaron la copita, hace cuatro años.
Siempre lo mismo nosotros loco, sómos los más grandes del mundo y nos volvemos antes de tiempo. Que Bielsa ¡Bielsa! Había ganado todo, pero todo eh, en las eliminatorias. Baile acá, baile allá, cuatro a Brasil, cinco a Chile, así. Y cuando vamos a los porotos, a lo que importa ¡en primera ronda viejo! ¡nos volvimos en primera ronda! Ayala, Sorín, Verón, Crespo, Batistuta, Aimar, y no podemos ganarle a Suecia ¡a Suecia! Que de fútbol deben saber lo que yo de crochet ¿entendés? y empatamos con esos muertos. Por favor...
Igual ojo eh, que siempre, siempre nos cagan a nosotros ¡Codesal y la puta que te parió! Me acuerdo y quiero llorar viejo, como el Diego ese mundial. O en el 94. ¿Me vas a decir que estaba dopado? Dejate de joder, que se daba se daba... pero mirá si por eso iba a jugar mejor. Aparte ¿efedrina? Para mí fue todo un arreglo de la FIFA porque este petiso, negrito villero, les tocaba el culo ¿vió? Si los otros de traje y corbata con tal de cobrar un mango hacían cualquier cosa y este va y los putea por la cara, bien guapo que es. Entonces los chantas estos van y le hacen saltar el doping. Es así.
Te digo más, en el 98, ¿te acordás? ¿Sensini, Bati, Gallardo, Orteguita? ¡Orteguita! Si, le pega el cabezazo ¿y? ¿me vas a decir que el otro no le dijo nada, el holandesito ese? Lo provocó hermano, lo provocó. Siempre nos cagan a nosotros. Mirá hace poquito nomás, en 2006. ¡Ocho años ya! Los alemanes tenían un cagazo que ni te cuento. Y para colmo Ayala los vacunó de cabeza, que era su fuerte. Entoncesestos van ¡y lesionan a nuestro arquero! Que encima el Pato era una fiera descolgando centros, de cabeza no le ganaban nunca. Ahí tenés, estos tramposos van y lo lesionan. Ahí al toque empatan y después lo perdemos en los penales. Ah, encima eso ¡un machete! ¡el desgraciado de Lehmann tenía un machete!. Siempre nos cagan a nosotros... y después hablan, del '78 y los milicos, el 6 a 0, La mano de Dios en el '86, el bidón de Branco... son pequeñeces al lado de lo que nos cagan a nosotros.
Pero pará pibe, después sigo, para que la agarró Lio... si nene sí, mirá, gambeta, ahí está, uy dos en el camino, tres, para acá, para allá, ¡HACELO PIBE! ¡GOL! ¡GOOOOOOOOOOOOL! ¡VAMOS ARGENTINA CARAJO! ¡VAMOS A SALIR CAMPEÓNES! ¡A LOS BRAZUCAS LES HACEMOS OCHO! ¡GOOOOOOOL!.