Silencio.
Volvió a perder
Gimnasia, una gota que colmó el vaso de mi pésimo día.
Silencio.
Afuera, la noche llegó
junto con el viento que sopla animado anunciando que mañana
oficialmente es otoño.
Silencio.
El día se llevó mi
alegría y la noche me deja la pena como humilde compañía.
Silencio.
Es viernes, pero todavía
no lo sospechan las calles que se van a enterar entrada la madrugada
con los primeros alcoholes.
Silencio.
El silencio
inevitablemente hace ruido en mi cabeza que no para de pensar los
motivos de las penas.
Silencio interrumpido.
Atahualpa en su guitarra
desde la web que no conoció ejecuta unas melodías tristes que hacen
blanco en mis sentimientos.
Música.
Se lava el alma con gotas
gordas que reflejan mi desdicha, Atahualpa desde la web me compadece
y sigue tocando sólo para mí con su guitarra.
Música.
La lunita tucumana hoy no
apareció en La Plata. Pero aparece en mi cabeza con la guitarra de
Atahualpa y la voz de mi abuela.
Música.
El recuerdo de Marta
acurrucándome con la Lunita Tucumana me hace tener de nuevo cuatro
años.
Silencio.
Es ella, acurrucándome
para que no esté solo con estas penas. Se presenta como lágrimas,
pero es ella.
Silencio.
En uno de los
departamentos cercanos discute una pareja. Ella llora, él habla con
voz de culpa. Al final, siempre hay alguien que está peor que uno.
Silencio.
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